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La cultura influye en nuestras acciones y comportamientos, aunque a menudo no seamos completamente conscientes de ello. Se forma a través de interacciones sociales y es fundamental para crear identidad, permitiendo diferenciar comunidades y grupos. En el contexto empresarial, la cultura organizacional es crucial para el desempeño de una empresa. Afecta el compromiso, entusiasmo y flexibilidad del personal, así como los resultados y la efectividad de la organización. Por lo tanto, la eficiencia financiera de una empresa está estrechamente relacionada con una cultura orientada hacia la eficiencia. Para profundizar en esto, es útil analizar ambos conceptos.
Tabla de contenidos
¿Qué es la cultura organizacional de una empresa?
La cultura empresarial constituye el conjunto de presunciones básicas, valores y prácticas compartidas por un grupo de personas dentro de un entorno laboral. Estos elementos se descubren, se crean o se desarrollan dentro del propio proceso de trabajo hacia la consecución de las metas empresariales. Cuando estos llegan a ejercer la suficiente influencia como para considerarse válidos, entonces se van consolidando y se transmiten a los nuevos miembros.
La cultura empresarial viene a ser entonces esa manera particular y compartida de percibir, pensar, sentir y hacer de una empresa. Esto se manifiesta durante el enfrentamiento a los problemas de adaptación externa e integración interna, con el objetivo de alcanzar las metas empresariales deseadas. Se construye, se reproduce, se mantiene y se transmite entre los empleados a partir de la interacción y la socialización de las personas en su quehacer laboral. Al mismo tiempo se va asumiendo como un patrón a seguir y desarrollar que legitima la manera de accionar de la colectividad en la empresa.
De esta manera es la responsable de mantener la estructura social de una organización y de crear la identidad de la misma. Teniendo esto en cuenta se puede decir que la cultura organizacional:
- Genera un sentido de identidad entre el personal.
- Incrementa la estabilidad del sistema.
- Ejerce control y modela los comportamientos y las actitudes de las personas.
- Facilita la conformación del compromiso organizacional superior al interés individual.
- Define límites con respecto a otras entidades.
De ahí que la cultura puede tanto ayudar como entorpecer el logro de los objetivos empresariales.
¿Qué es la eficiencia financiera en las empresas?
Cuando se habla de eficiencia financiera de una empresa se hace referencia a su capacidad para utilizar sus recursos económicos de manera óptima. Esto implica la maximización del rendimiento y la reducción de los costos, buscando generar la mayor rentabilidad posible sin comprometer la estabilidad financiera. La eficiencia financiera no es algo que se logra por defecto, sino que requiere un trabajo arduo y dedicado por parte de la empresa. Pudiera decirse que implica:
- El análisis sistemático de costos e ingresos.
- La identificación de áreas donde puedan mejorarse los márgenes de beneficio.
- La implementación de estrategias para aumentar la productividad sin incurrir en gastos excesivos.
- La capacidad para gestionar eficazmente las deudas.
- El control de los riesgos financieros.
- La garantía de tomar decisiones respaldadas por análisis sólidos de costos-beneficios.
¿Cómo desarrollar una cultura empresarial orientada a la eficiencia financiera?
Entonces, si lo que queremos es desarrollar una cultura empresarial orientada a la eficiencia financiera es preciso promover principios de optimización y responsabilidad económica. Cuando la cultura está impregnada de determinados modos de hacer que estimulan la consecución de los objetivos financieros es más fácil el logro de la eficiencia en este aspecto. Asimismo, cuando la eficiencia constituye un valor central de la cultura empresarial, todas las áreas trabajan alineadas hacia un uso racional y productivo del capital. Por esta razón, algunas de las acciones que puedes tener en cuenta para desarrollar una cultura empresarial orientada en la eficiencia financiera pueden ser las siguientes:
Definir una visión clara y compartida
Si quieres realizar un cambio en la cultura de la empresa, deberás tener claridad de hacia dónde deseas moverte. Y esto no puede limitarse a la dirección de la empresa. Los trabajadores necesitan conocer esa visión que poseen los directivos respecto a cómo quieren que se mueva la empresa. No se trata solamente de comunicar las métricas financieras tradicionales y reflejar la meta que se persigue. La idea aquí es conectar con los valores y objetivos de la organización, en otras palabras, con esa cultura organizacional que rige la empresa. Así, los cambios que se implementen serán percibidos de manera coherente y natural, como parte de la evolución necesaria de la empresa, y alejándose de cualquier vestigio de obligatoriedad. Por ejemplo, la eficiencia financiera puede ser presentada como un camino hacia la sostenibilidad a largo plazo, la innovación continua o la estabilidad en tiempos de incertidumbre.
Establecer una comunicación abierta y transparente
Los cambios hay que comunicarlos, pero no con mentiras elaboradas que los hagan parecer la única salvación. Una cultura de eficiencia financiera se basa en la transparencia y esto implica ser claros con cada información que se maneje. Es preciso que los objetivos financieros de la empresa y los resultados periódicos se compartan con todo el personal. La transparencia genera confianza y permite que los empleados comprendan cómo sus esfuerzos afectan el desempeño financiero. Establece canales de comunicación donde empleados y directivos puedan tener espacios para dialogar y escuchar. Crea la cercanía necesaria para que no exista temor en los empleados para realizar preguntas y ofrecer sugerencias sobre prácticas financieras.
Asegurar una educación financiera para toda la empresa
A veces ni uno mismo sabe qué es y cómo lograr la eficiencia financiera. Por ende, no se podrá llegar muy lejos si lo básico no está claro. En este sentido, deberás pensarte estrategias para llevar la educación financiera a todos los niveles, y no solamente al departamento de finanzas. Cada trabajador, independientemente del área en que se desempeñe, debe entender cómo sus acciones repercuten en la salud financiera de la empresa. De ahí que incluso puedan surgir de ellos mismos algunas acciones válidas para ser más eficientes en ese sentido. Así que planifica y efectúa capacitaciones y programas de formación en conceptos básicos de finanzas. Este conocimiento será útil no solo para su aplicación en la propia empresa, sino para que cada trabajador pueda reconocer la importancia de sus contribuciones individuales.
Incorporar la eficiencia financiera en los procesos diarios
La eficiencia financiera no puede ser un eslogan o concepto abstracto. Es necesario aterrizarlo y demostrar que en el trabajo diario esto también es importante. En este sentido, puedes pensarte llevar a cabo algunas acciones como:
- Implementar herramientas y sistemas que faciliten la gestión eficiente de los recursos.
- Automatizar procesos para reducir errores.
- Promover el uso eficiente de los recursos.
- Controlar los gastos buscando minimizar los innecesarios.
- Realizar inversiones inteligentes que ofrezcan un retorno claro y seguro.
- Evaluar y medir el desempeño financiero.
- Estimular la innovación y la optimización de los procesos para mejorar la productividad sin implicar aumento de costos.
Premiar el comportamiento financiero responsable
Un incentivo casi siempre impacta en el comportamiento de las personas. Por ello, premiar una conducta deseada, como puede ser una conducta responsable financieramente, puede ser una sabia decisión. Esto no solo impactará positivamente en el premiado, sino que además servirá de ejemplo a los otros y permitirá contagiar el espíritu de ahorro y prudencia financiera. Puedes pensarte en el establecimiento de un sistema de recompensas. Así podrás celebrar las iniciativas que promuevan la eficiencia financiera, ya sea a través de una gestión eficaz de presupuestos, la identificación de oportunidades de ahorro o la mejora de procesos.
Liderar con el ejemplo
Tal como lo lees, no puedes exigir un comportamiento que tú mismo no pones en práctica. Esto no puede ser: “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”. Tus empleados tienen que percibir que la idea de avanzar hacia una cultura empresarial orientada a la eficiencia financiera es un empeño de todos. No puede ser que se quede en una orden donde los subordinados sean los responsables de llevarla a efecto. Como jefe, pero más bien como líder, debes dar el ejemplo. Incorpora en tus rutinas diarias eso que deseas expandir a todos. Así, poco a poco, los nuevos comportamientos pasarán de ser algo fuera de lo común, a algo esperado y realizado por todos. O sea, se irán arraigando en la cultura de la empresa como el modo adecuado de ser y hacer.
Sin duda alguna, desarrollar una cultura empresarial orientada a la eficiencia financiera requiere un enfoque deliberado y un compromiso a largo plazo. Un cambio así no se obtiene de la noche a la mañana, recuerda que estamos hablando de los mismos cimientos de tu empresa. La cultura recorre desde lo más superficial hasta aquello bien arraigado e indiscutible. Así que si quieres un cambio real, involucra a todos y comienza por ti mismo.
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