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Como empresarios o dueños de negocios, es natural que en ocasiones se nos ocurran nuevas ideas para impulsar nuestro negocio. A veces pensamos en introducir un nuevo producto o servicio, o mejorar algún proceso existente, o expandir ciertas operaciones, etc. Probablemente detrás de esta intención se encuentra el deseo de mejorar en algún sentido el negocio, lo que sin dudas sería potencialmente beneficioso para este. Sin embargo, no todas las nuevas iniciativas empresariales que se nos ocurren son igualmente plausibles, o tienen viabilidad financiera. Veamos esto con más detalles.
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Iniciativas empresariales, ¿importantes?
Cualquier idea, proyecto o acción que tenga el objetivo de crear, desarrollar o mejorar nuestro negocio de alguna forma, puede considerarse una iniciativa empresarial. En esencia, constituyen un esfuerzo o propuesta para empezar algo nuevo en el ámbito de los negocios. Por lo general, pueden surgir de una persona, un grupo o una organización. Su enfoque básico es la generación de valor, ya sea en forma de ganancias económicas, impacto social o innovación en el mercado. Entre las características más comunes de las iniciativas empresariales suelen encontrarse:
- Propósito definido. Una iniciativa empresarial necesita tener un objetivo claro que justifique su pertinencia. Puede que ayude a solucionar un problema, satisfacer una necesidad o aprovechar una oportunidad.
- Riesgo. Como todo lo nuevo, las iniciativas conllevan en sí mismas ciertos riesgos, precisamente por la incertidumbre que generan, ya que no siempre garantizan el éxito.
- Inversión. A veces poco, pero a veces mucho; las iniciativas requieren recursos de diversa índole, ya sean tiempo, dinero, habilidades, etc.
- Creatividad. Por lo general, las iniciativas empresariales parten de una idea novedosa o una nueva forma de hacer algo ya existente. De ahí que la creatividad sea considerada un elemento característico de ellas.
Incluso a pesar de los riesgos que puede implicar una iniciativa, siempre es bueno que las empresas se renueven a través de ellas. De ahí que las iniciativas empresariales se consideren importantes porque:
- Ayudan a impulsar la economía. No solo por medio de la generación de ingresos para la propia empresa, sino que además pueden implicar la creación de nuevos empleos, así como la promoción del desarrollo económico.
- Fomentan la innovación. Una cosa lleva a la otra; refrescar una función, producto o servicio de la empresa también implica la introducción de nuevas ideas y soluciones al mercado.
- Responden a una necesidad. Por lo general, las iniciativas empresariales surgen para satisfacer determinada necesidad. En este sentido, ayudan a resolver problemas o a cubrir demandas específicas en la sociedad o en la propia empresa.
- Estimulan el desarrollo de habilidades. Al implicar algo nuevo, las iniciativas hacen que las personas y equipos involucrados adquieren experiencia y conocimientos valiosos.
¿Por qué evaluar la viabilidad financiera de una iniciativa empresarial?
Hay que entender que una iniciativa, por más emocionante o prometedora que parezca, no puede llevarse adelante a la ligera. Todo proyecto, idea o acción debe someterse a un análisis previo que permita estimar la potencialidad que tiene (o no) de lograr un desarrollo exitoso. Y con esto estamos hablando de la evaluación de su viabilidad.
Entonces, cuando se habla de viabilidad financiera de lo que se trata es de valorar la capacidad de esas iniciativas empresariales para generar suficientes ingresos como para cubrir sus gastos y, con el tiempo, generar ganancias. En palabras más simples, lo que se busca con esto es asegurarse de que el dinero que entra sea mayor al que sale, para que la idea sea sostenible y rentable a largo plazo. En este sentido, evaluar la viabilidad financiera de una iniciativa empresarial permite:
- Minimizar riegos financieros, al ayudar a identificar posibles problemas antes de que ocurran, como costos inesperados, ingresos insuficientes o falta de liquidez.
- Asegurar el uso eficiente de los recursos necesarios, ya que posibilita la asignación y priorización del presupuesto de manera estratégica.
- Definir metas y estrategias claras, con el consecuente monitoreo y ajuste necesario del progreso para su adecuada consecución.
- Medir la sostenibilidad a largo plazo, ya que no solo se trata de sobrevivir en el corto plazo con esa iniciativa, sino de evaluar el potencial de mantenerse y crecer en el futuro.
¿Cómo evaluar la viabilidad financiera de nuevas iniciativas empresariales?
Cuando queremos evaluar si una iniciativa para nuestro negocio puede resultar viable financieramente, hay varias preguntas que surgen y ayudan a analizar esto. ¿Se tienen los recursos necesarios para llevarlo a cabo?, ¿logrará un retorno sobre la inversión suficiente como para valer la pena el empeño? Pues bien, para poder darle respuesta a preguntas como estas es que traemos algunos tips muy útiles. Los ponemos a tu consideración para cuando precises evaluar la viabilidad financiera de nuevas iniciativas en tu negocio.
1. Comprende el concepto del proyecto
Antes de sentarse a jugar y a hacer análisis con números, es esencial tener claridad sobre qué implica la iniciativa concretamente. O sea, tienes que tener idea acerca de qué producto o servicio pretendes ofrecer (en caso de que esta sea la iniciativa); quién será su destinatario, y cómo se diferencia de la competencia. Esta visión general del asunto establece el contexto para el análisis financiero necesario y permite anticipar mejor las necesidades de inversión y las posibles fuentes de ingresos.
2. Analiza el mercado y la competencia
Uno no puede ir a ciegas y ajeno a lo que sucede a su alrededor, y tampoco puedes permitir que tu empresa caiga en esto. A veces, una iniciativa que nos parece lo máximo puede realmente no estar a tono con las tendencias del momento. Y ese anacronismo puede ser un arma de doble filo, porque si bien algunas triunfan por ser diferentes, otras terminan en un penoso descalabro. Por eso, ya teniendo un concepto general de la iniciativa que queremos llevar adelante, toca contrastarla con la realidad del mercado y con lo que está haciendo la competencia. Así que analiza la demanda existente y las tendencias del mercado, al tiempo que evalúa cómo se está desempeñando la competencia. Todo esto te dará una retroalimentación más concreta de las potencialidades de tu iniciativa en el entorno donde se va a desarrollar.
3. Estima costos iniciales y operativos
Sea cual sea tu iniciativa, va a implicar algún costo, ya sea financiero, de personal, de equipamiento, o incluso de tiempo. Así que debes precisar los costos que va a requerir llevarla adelante. Para esto, ten en cuenta fundamentalmente dos categorías:
- Inversión inicial. Aquí deberás contemplar la necesidad o no de la compra de quipos, el pago de licencias, el desarrollo de tecnología, el alquiler de locales o cualquier otro gasto necesario para iniciar operaciones. En cualquier caso, es recomendable realizar un análisis detallado de todos los costos en los que se incurrirá como inversión inicial para llevar adelante el proyecto.
- Costos operativos. Esto ya lo conoces, pero de la misma manera que lo haces para tu negocio, necesitas contemplarlo en la iniciativa que vas a implementar. Así que ten en cuenta aquí los gastos recurrentes, como salarios, materias primas, servicios públicos, marketing y mantenimiento.
Por supuesto, tus estimaciones deben ser lo más realistas posibles. No te puedes permitir caer en los errores más comunes que suceden cuando se subestiman los costos o se omiten gastos ocultos.
4. Proyecta los ingresos potenciales
Esa iniciativa que deseas hacer realidad tiene un objetivo, ya sea de simple embellecimiento o de crecimiento de tu negocio. En cualquier caso, deberás realizar una proyección financiera de los resultados que generará su implementación. En este sentido, deberás considerar los elementos que intervengan en esa iniciativa, y luego realizar estimaciones (lo más realistas posibles) de los ingresos potenciales que puede generar. Recuerda que, aunque las proyecciones de ingresos suelen ser optimistas, es recomendable crear varios escenarios, desde uno conservador hasta uno ideal.
5. Calcula el punto de equilibrio
Como bien sabemos, el punto de equilibrio es el momento en el que los ingresos igualan a los costos. Es aquí cuando se puede decir a ciencia cierta que el negocio deja de operar en pérdida. En este sentido, sobrepasando ese punto de equilibrio es que podemos saber que nuestra iniciativa comienza a generar beneficios. Tener claridad de este cálculo permite entonces poder estimar cuánto tiempo tomará recuperar la inversión inicial, o cuánto volumen de ventas es necesario para alcanzar la sostenibilidad.
6. Realiza un análisis de flujo de caja
El flujo de caja es uno de los indicadores más importantes de la salud financiera de un proyecto. Si vas a llevar adelante una iniciativa que involucra cambios considerables en tu negocio, vas a necesitar realizar esto. Dicho análisis detalla la entrada y salida de dinero a lo largo del tiempo, ayudando a identificar posibles déficits de efectivo. Aunque te parezca algo simple, no debes descuidar este elemento, ya que incluso un negocio rentable puede fracasar si no administra bien su flujo de caja.
7. Realiza un análisis del Retorno sobre la Inversión (ROI)
Como tu iniciativa conllevó una inversión inicial, necesitarás saber qué tan rentable ha sido en relación con la inversión realizada, y esto puedes conocerlo a través del ROI. Recuerda que el Retorno sobre la Inversión es un indicador crucial para decidir si el riesgo asociado a la iniciativa vale la pena o no. De esta manera, si tu ROI llega a ser positivo o alto, podrás tener la seguridad de que va siendo un éxito.
8. Considera los riesgos y planifica para contingencias
Por muy bueno y simple que sea, ningún proyecto empresarial está libre de riesgos. Desde cambios en la economía externa e interna del negocio, hasta imprevistos operativos, siempre habrá factores fuera de tu control que pueden poner en jaque a la iniciativa. Así que lo más saludable es identificar esos posibles riesgos y desarrollar un plan de contingencia para enfrentarlos si llegara el caso.
9. Evalúa necesidades de financiamiento y las fuentes para conseguirlo
A veces una iniciativa es pequeña, y no precisa grandes inversiones en términos de financiamiento. Pero otras veces esto no es así, y se precisa la ayuda financiera de otros. En este sentido, antes de hacer cualquier movimiento analiza las opciones disponibles: préstamos bancarios, inversionistas privados, programas gubernamentales o financiamiento colectivo. Evalúa las condiciones de cada opción y cómo afectarán las finanzas de tu negocio a largo plazo. Luego de esto, toma la decisión que consideres pertinente y más adecuada.
Definitivamente, la evaluación de la viabilidad financiera de una iniciativa empresarial conlleva un trabajo serio detrás. No se trata simplemente de evaluar los pros y los contras, sino de aterrizar con números y objetividad lo que será necesario invertir o perder, para lograr un bien mayor. De todas formas, como dueño de negocio, bien sabes que emprender es arriesgado, así que, si ya lo hiciste una vez, de seguro podrás seguir haciéndolo; pero siempre con la debida evaluación y planificación previas.
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