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El cambio es un proceso natural en la vida de las personas y los negocios. Y muchas veces refleja un crecimiento deseado, como el aumento de ingresos, clientes o la necesidad de más personal y espacio. Este crecimiento empresarial constituye la evolución de una empresa a través del cumplimiento de metas, mayor rentabilidad, mejoras continuas y expansión financiera, impulsando no solo la eficiencia operativa y la calidad de los servicios, sino también su desarrollo y posicionamiento en el mercado.
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Expansión financiera
Por expansión financiera se entiende al proceso mediante el cual una empresa gestiona sus recursos económicos para sostener y potenciar su crecimiento. Durante este crecimiento, existen mayores necesidades de capital y es preciso una planificación financiera más compleja por parte de la empresa. En este sentido, los negocios deben asegurarse de tener los fondos suficientes para cubrir los nuevos gastos que se avecinan. Estos pueden ir desde la contratación de personal, hasta la adquisición de equipos, la apertura de nuevas sedes o incluso la expansión de la producción.
Es importante entender que la expansión financiera no solo se refiere a generar más dinero. Esta también implica hacerlo de forma eficiente, asegurando que el crecimiento sea sostenible en el tiempo y que las inversiones generen un retorno positivo. De esta manera, la empresa podrá expandirse de forma controlada, sin poner en riesgo su estabilidad financiera.
¿Cómo gestionar la expansión financiera en fases de crecimiento de un negocio?
La emoción del crecimiento de un negocio no puede hacernos perder de vista la necesidad de gestionar adecuadamente la expansión financiera que lo acompaña. Por ello, es preciso que todo propietario de un negocio ponga en práctica las acciones necesarias para que este proceso se desarrolle adecuadamente. En este sentido, ponemos a tu disposición algunas de las estrategias claves que son muy útiles para gestionar la expansión financiera en las fases de crecimiento de un negocio.
Analizar la situación financiera actual
Hay que saber de dónde se parte para poder planificar hacia dónde se desea ir. Por eso, analizar la situación financiera actual del negocio es el primer paso para gestionar exitosamente su expansión financiera. En este sentido, es preciso realizar un diagnóstico financiero que nos permita identificar las fortalezas y debilidades del mismo. Paralelamente, será necesario evaluar la demanda del mercado y la competencia a la que se enfrenta. De esta manera, será posible trazar el camino a seguir.
Definir objetivos claros
¿Para qué quieres llevar adelante el crecimiento de tu negocio? Esta es una de las preguntas que debes hacerte en estos escenarios. No se trata de crecer por crecer; la idea es que este crecimiento tenga un objetivo concreto. Por eso, es preciso que definas lo que quieres lograr con este crecimiento. Así será mucho más fácil establecer los pasos a dar para expandirse financieramente durante el crecimiento.
Realizar una planificación financiera
Si ya definimos objetivos, entonces hay que planificar las acciones financieras necesarias que nos permitan alcanzar esos objetivos. En este sentido, debemos comenzar por definir un presupuesto que acompañe las acciones que vamos a implementar. Si nuestro negocio se va a expandir, inevitablemente va a incurrir en gastos, pero estos no pueden ser descontrolados. De ahí que la planificación financiera tenga que estar en esos primeros pasos que todo negocio deba dar al proyectar su crecimiento. En este sentido, es preciso establecer metas claras, tanto financieras como operativas, y construir una hoja de ruta que permita al negocio avanzar hacia esos objetivos.
Equilibrar la inversión y el riesgo
Durante el proceso de crecimiento empresarial, la expansión financiera de los negocios también se ve mediada por necesidades de inversión. Ya sea en tecnología, personal, marketing, o en cualquier otra esfera, este proceso siempre va a requerir inversión. Y como inversión al fin, viene acompañada por ciertos niveles de riesgo que hay que saber controlar. Las ansias de crecer rápido no pueden hacernos invertir agresivamente. Es preciso tener una estrategia clara de lo que se va a realizar y contar con un respaldo financiero adecuado. Para ello, se recomienda analizar el retorno sobre la inversión (ROI) de cada gasto importante en el que se incurra. Antes de comprometerse con grandes desembolsos, es necesario asegurarse de que lo invertido esté alineado con los objetivos estratégicos del negocio; y, por ende, que genere un valor real a largo plazo.
Mantener un flujo de caja saludable
Bien sabemos la importancia del flujo de caja para un negocio, y esto nos da la medida de la importancia de mantenerlo saludable. En momentos de crecimiento, las empresas también comienzan a aumentar sus gastos. Conforme crecen las ventas, crecen los gastos en los que se incurren, ya sea en el reaprovisionamiento de inventario, en la inversión de infraestructura tecnológica, en la contratación de personal, en marketing, entre otros. Y para que esto no se nos vaya de las manos, es preciso mantener un monitoreo constante del comportamiento del flujo de caja. Asimismo, es importante asegurar contar con suficiente capital de trabajo para hacer frente a esos costos adicionales. De esta manera, evitamos el riesgo de falta de liquidez que amenace la estabilidad operativa de la empresa.
Considerar fuentes de financiamiento y diversificarlas
Al inicio del proceso de crecimiento, muchos negocios se financian principalmente con los ingresos generados por el propio negocio. Sin embargo, a medida que se expanden, puede ser beneficioso explorar otras opciones de financiamiento; esto con el objetivo de asegurar financieramente el propio proceso de expansión. En este sentido, se pueden valorar opciones como los inversores privados, el capital de riesgo, préstamos bancarios o incluso financiamiento mediante crowdfunding.
Construir una reserva de emergencia
Como todo proceso que genera incertidumbres y que tiene grandes posibilidades de enfrentar contratiempos, la expansión financiera de un negocio en crecimiento precisa contar con una reserva de emergencia. Esta será una garantía para no sucumbir a la primera dificultad que aparezca en el camino. Aunque no lo queramos, hay cosas que se nos escapan de las manos, como problemas en la cadena de suministro, o una recesión económica, etc. Ante este tipo de eventos, debemos tratar que el negocio se afecte lo menos posible. De ahí la importancia de contar con un colchón financiero de respaldo.
Mejorar la eficiencia operativa
Uno de los errores más comunes en la expansión empresarial es el aumento desmedido de los costos operativos. Y es que a medida que crece el negocio, puede ser tentador contratar más personal o aumentar el inventario de forma precipitada. Sin embargo, una gestión eficiente implica optimizar cada proceso para maximizar la productividad, sin aumentar los costos innecesariamente. Y para ello, puede ser muy útil la automatización de procesos, la optimización de la cadena de suministro o la renegociación de contratos con proveedores. El enfoque en la eficiencia es la clave para no dejarse llevar por la emoción del momento.
Prepararse para riesgos y planificar a largo plazo
La planificación para el proceso de crecimiento también incluye la preparación para riesgos. Sí, porque el camino a transitar, aunque esté lleno de rosas, también tiene espinas. En ese sentido, es preciso prepararse para situaciones que pudieran tener lugar en el trayecto. Por ello, puede ser útil identificar riesgos potenciales y crear escenarios financieros a futuro a los que darles solución. Preguntas como: ¿qué sucederá si el crecimiento se ralentiza?, ¿qué pasa si surge una oportunidad de adquisición?, pueden ponernos en contexto y ayudarnos a hallar posibles soluciones. Así, la empresa se prepara para actuar de manera rápida y eficaz, al tiempo que puede prever posibles retos y oportunidades.
Como puedes darte cuenta, gestionar la expansión financiera durante las fases de crecimiento de un negocio requiere equilibrio, previsión y disciplina. Si queremos que nuestro negocio crezca de manera segura, debemos tener la cabeza fría y no dejarnos dominar por las emociones. Solo así podremos asegurar mínimamente que el proceso se desarrolle de manera satisfactoria.
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