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El cambio es una constante en la vida, reflejando la naturaleza dinámica de la vida moderna y los entornos laborales. En este contexto, la gestión del cambio se ha vuelto una habilidad crucial. A pesar de que todo cambia, incluso nosotros mismos lo hacemos a diario en apariencia, ropa, preferencias y formas de pensar, ¿por qué, entonces, resulta tan complejo aceptar y adaptarse al cambio?
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¿Por qué es difícil adaptarse al cambio?
Pensemos por un instante qué significa el cambio. Por lo general, un cambio implica una ruptura con aquello a lo que estamos acostumbrados, y por ende, una pérdida de seguridad. Porque aunque una realidad determinada no se valore como buena, el hecho de conocerla la hace manejable. Pero cuando de repente cambia nos quedamos sin la mínima seguridad que te da conocer algo.
Un cambio implica turbulencia en el sistema, desestructura, y genera incertidumbre. Las personas suelen preferir la estabilidad porque proporciona una sensación de seguridad y cualquier alteración puede generar ansiedad y estrés. Por lo tanto, la reacción más habitual e instintiva ante un cambio es la resistencia. Las personas se resisten a cambiar, a aceptar cosas nuevas (aunque sean mejores), porque es más fácil permanecer en nuestra zona de confort, que aventurarse a algo desconocido; de ahí la trillada frase: “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Y si a esto le sumamos el miedo a fracasar durante el cambio, entendemos entonces porqué las personas levantan muros de resistencia ante cualquier cambio.
El cambio en el entorno empresarial
El entorno empresarial no está exento de cambios. Ya sea por la fluctuación del personal, por el surgimiento de nuevas tareas a las que hay que hacer frente, por la actualización de tecnologías, por las nuevas demandas del mercado, etc. La cuestión es que toda empresa o negocio siempre deberá estar preparado para afrontar los cambios necesarios que irán apareciendo conforme avance su desarrollo. Por ello es importante prepararse para poder gestionar eficientemente esos cambios.
Es importante entender que un cambio en el sector empresarial puede acarrear ajustes significativos en la estructura organizativa. Dígase la reestructuración de equipos, la redefinición de roles y responsabilidades, así como la implementación de nuevos procesos. Sin dudas, todos estos cambios impactarán en la cultura organizacional, la cual juega un papel crucial en la asimilación y aceptación del cambio. Al mismo tiempo, todo esto puede amenazar la identidad profesional de las personas haciendo que se cuestionen su importancia y valor en la empresa.
Gestión del cambio empresarial
La gestión del cambio empresarial se enfoca entonces en facilitar la transición de las empresas hacia nuevas formas de operar. Pero para ello se debe asegurar la preparación de los empleados para afrontar el cambio y brindarles el apoyo necesario durante este proceso. Porque no se trata de cambiar lo necesario a expensas de los trabajadores, sino de lograr que ese cambio también los involucre. Trabajar con las personas para que acepten y asimilen los cambios es básico para reducir la resistencia y maximizar la efectividad de las transformaciones.
Saber gestionar el cambio es importantísimo no solo por la necesidad de implementarlo exitosamente, sino porque demanda una velocidad que se ajuste a las exigencias actuales. Saber cómo hacerlo y hacerlo bien, ayuda a disminuir las resistencias, optimizar recursos y procesos, fomentar la innovación, el crecimiento y la sostenibilidad. La falta de una gestión adecuada puede resultar en frustración entre los trabajadores, baja productividad y un ambiente laboral negativo.
Estrategias para la gestión del cambio y la adaptación en el entorno empresarial
Entonces, si lo que queremos es poder gestionar los procesos de cambio con éxito y facilitar la adaptación de la empresa a las nuevas circunstancias, debemos prepararnos. Y para ello hemos recopilado una serie de estrategias muy efectivas que deberían tenerse en cuenta siempre ante un proceso de cambio organizacional.
Desarrolla un liderazgo efectivo
No basta con ser el jefe, es preciso esforzarse por desarrollar un liderazgo efectivo. Los líderes desempeñan un papel crucial en toda organización, y son esenciales para guiar la gestión del cambio. Un líder empático entiende las preocupaciones y emociones de sus empleados y ofrece el apoyo necesario para superar los desafíos. Busca alternativas para llegar a un mismo fin sin afectar a los trabajadores y empleando la mejor vía de solución posible. A su vez, desarrollar un liderazgo visionario inspira a todos al proveer una visión clara del futuro. Asimismo, los motiva a trabajar juntos hacia un objetivo común, adaptarse y crecer junto con la empresa.
Durante los procesos de cambio, también es importante sumar a aquellos líderes espontáneos que aparecen en todas las organizaciones. Estos no necesariamente son jefes, pero sí ejercen liderazgo entre las personas. Ya sea desde el punto de vista emocional o desde la eficiencia de su trabajo. Sumarlos al proceso de cambio como entes facilitadores del mismo puede ser una buena estrategia.
Mantén el enfoque en las personas
Aunque los procedimientos cambien o el mercado exija determinada actuación novedosa, quienes llevarán a cabo esto o en quienes impactará directamente será en las personas. Por ello, de los trabajos más importantes durante un proceso de cambio está el acompañamiento a las personas, concretamente: tus trabajadores. Anunciar a un trabajador que tu empresa implementará nuevos cambios y no prepararlo para ello puede ser fatal. Imponer las cosas “porque sí”, puede que te asegure que el cambio se haga, pero no que su resultado sea exitoso. Por ello, cuando vayas a realizar un cambio, involucra a los trabajadores en general y en particular aquellos sobre los cuales recae más directamente. No pocas veces de los propios trabajadores que deben implementar el cambio emergen las mejores recomendaciones y modificaciones más apropiadas.
Mantén una comunicación abierta y transparente
Si tu empresa está en proceso de cambio y ya sabes lo importantes que son las personas para lograr el éxito en este empeño, debes comunicarte con claridad. No es recomendable esconder información sensible, sobre todo si al final será evidente, pues la empresa quedará como tramposa y perjudicará su imagen frente a sus propios trabajadores. Cuando una empresa decide emprender una transformación (así sea tecnológica, estructural o cultural) es esencial que los líderes comuniquen el porqué y el cómo de estos cambios. Se deben explicar las razones que hacen de este cambio una necesidad, así como los objetivos, los plazos y los impactos del cambio.
Una comunicación clara y transparente ayuda a reducir la incertidumbre y el miedo entre los empleados, y fomenta un ambiente de confianza y colaboración. Permite que estos sean escuchados y puedan expresar sus preocupaciones y sugerencias, al tiempo que se sienten parte del proceso de cambio. Esto es importante porque poco a poco va modificando la percepción del cambio, pasando de algo impuesto hacia algo que todos construyen en conjunto.
Capacita a todos los involucrados
La necesidad de un cambio no garantiza que la empresa y sus trabajadores sepan cómo gestionarlo ni que posean las destrezas requeridas. Por ello, la gestión del cambio debe incluir oportunidades de capacitación y desarrollo profesional, asegurando que los trabajadores se sientan preparados y competentes para enfrentar nuevas tareas. Así, no solo adquieren las competencias necesarias, sino que también se adaptan mejor a los cambios en sus roles y responsabilidades. En este sentido, invertir en capacitación es una estrategia clave para que los cambios se implementen con éxito.
Mantén un enfoque ágil y flexible
Para que todo fluya sin trabas, o con las menores posibles, deberás poner en práctica un enfoque de flexibilidad y agilidad en tu empresa. En ocasiones, esto implica adoptar estructuras organizativas más flexibles, procesos de toma de decisiones descentralizados y equipos multifuncionales. La agilidad también implica encontrar soluciones de manera rápida para que los problemas no obstaculicen el avance de los procesos. En definitiva, requiere de una mentalidad de mejora continua, donde se fomenta la experimentación y se aprende de los errores. ¡Sí, porque los errores también nos enseñan!
Reconoce y recompensa
Que sea necesario un cambio para que tu empresa continúe siendo competitiva en el mercado no significa que sea fácil. La gestión del cambio debe incluir un reconocimiento adecuado del esfuerzo y empeño que tus trabajadores ponen para lograrlo, evitando que su dedicación quede en el aire. Agradecer y reconocer las acciones que realizan a favor de ese cambio puede convertirse en un incentivo poderoso para que sigan adelante. Recuerda que los cambios pueden ser estresantes y desafiantes, por lo que mostrar aprecio por el trabajo duro de los empleados puede mantener la moral alta. Puedes hacerlo a través de reconocimientos públicos, incentivos financieros o simplemente un agradecimiento sincero, asegurando que tus trabajadores se sientan conmovidos y valorados.
Evalúa y retroalimenta continuamente
Para tener seguridad de que el proceso de cambio que vive tu empresa marcha como lo planificaste, necesitas monitorearlo y evaluarlo constantemente. Para ello, además de medir los indicadores clave que trazaste para la implementación del cambio, escucha a tus trabajadores. Recoge retroalimentación sobre lo que está funcionando y lo que no, y permite realizar los ajustes necesarios a tiempo. Instrumentos como las encuestas, conversatorios, reuniones de retroalimentación o análisis de desempeño, pueden ser herramientas útiles para medir el progreso y hacer las correcciones necesarias. Solo así podrás asegurarte de que todo marcha como esperas.
Fomenta una cultura de innovación y aprendizaje
La cultura organizacional de tu empresa es el núcleo de la misma. Esta constituye el conjunto de valores, creencias, hábitos, tradiciones y actitudes que tipifican y comparten los miembros de una organización. La cultura organizacional guía el comportamiento y las maneras de hacer de las personas, así como sus interacciones dentro de la empresa; esto determina cómo se toman las decisiones y cómo se llevan a cabo las actividades. Teniendo esto presente, fomentar una cultura organizacional que valore la innovación y el aprendizaje continuo es bastante efectivo para la adaptación a los cambios. Así se promueve un pensamiento creativo capaz de encontrar soluciones diversas, y de permitir el aprendizaje a partir de los errores.
Definitivamente, la gestión del cambio y la adaptación en el entorno empresarial no es una tarea sencilla. Sin embargo, es preciso que tomemos en serio aquellas acciones que podemos realizar para que este cambio sea lo más efectivo posible. Las estrategias que aquí presentamos tal vez puedan ser efectivas si tu empresa se encuentra en un proceso de cambio. Toma las medidas pertinentes y adéntrate en el cambio que necesitas con las botas puestas.
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