El papel del dinero en la creación del arte

¿Cuánto vale el arte? La influencia del dinero en la valoración y venta de obras

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Las inquietudes y necesidades de las personas se expresan en muchos sentidos por medio de manifestaciones artísticas. El arte juega entonces un papel trascendental en la vida humana, al permitir la canalización y expresión de estados de ánimo, sentimientos, proyecciones, formas de pensar. La obra una vez creada, ya sea para el consumo personal o para el público, comienza un viaje de valoración y reevaluación a partir de su impacto social, o de la apreciación que sobre ella haga la sociedad. Ahí es cuando entra en escena el dinero en la creación del arte, como elemento intercambiable por el valor de la obra.

Arte y dinero: el papel del dinero en la creación de arte

Los ingresos de la venta de una obra de arte pueden ser o bien muy grandes o bien insignificantes. De la misma manera, la frecuencia de esos ingresos suele ser muy irregular. Esto, sumado a la enorme competencia que existe en muchas manifestaciones artísticas, conlleva a que muchos artistas talentosos abandonen el sector, o se dediquen a realizar obras exclusivamente comerciales. Se entiende, el artista tiene que vivir, pero, ¿y el arte cómo vive?

Innegablemente el arte y el dinero están estrechamente vinculados. Muchas opiniones sin embargo se encuentran debatiendo esta relación desde puntos de vista interesantes.

  1. En una primera postura están los que afirman que una vez que el dinero entra en juego con el arte, el propio valor artístico se destruye. De esta manera, comienzan a producirse entonces obras de arte para complacer a las masas y ganar dinero, dejando a un lado la esencia y calidad artística.
  2. La segunda postura la integran los que sostienen que el Estado está en la obligación de respaldar el desarrollo del arte, con auspicios o subsidios. De esta manera, el arte podría desarrollarse plenamente sin caer en banalidades y conservando su calidad y sublimidad.
  3. Una tercera postura sostiene la alta rentabilidad de las inversiones en arte, incluso llegando a ser más elevadas que las inversiones en activos financieros. Esta postura se sostiene a partir de las evidentes y enormes ganancias que se obtienen cuando se subastan obras de arte.

Valoración del arte

La valoración de una obra como arte valioso y de calidad atraviesa la subjetividad del público. Solo cuando una obra comienza a ser valorada y aceptada es que logra un valor realmente alto. Sobre todo porque detrás hay personas que están dispuestas a pagar por esa obra. Cuando esa valoración y disposición es compartida por cada vez más personas, entonces el valor de la producción del artista se eleva. En tal sentido, los ingresos de una artista pueden permanecer bajos hasta que su importancia y calidad no sean reconocidas socialmente.

No obstante, en la actualidad esta idea puede relativizarse. No son pocas las grandes sumas pagadas por “obras de arte” de calidad cuestionable. Incluso, con las nuevas tendencias de arte digital, muchas personas se han montado en ese barco y hay creado determinado producto cualquiera para venderlo en el furor del momento y lucrar con ello. Aprovechando la tendencia de los inversores por hacerse con obras de arte que luego puedan revender y recuperar con creces su inversión, se han comprado y vendido productos “artísticos” que luego no reportan los beneficios esperados. Muchos inversores ingenuos e inexpertos con respecto a esas nuevas tecnologías caen en estas situaciones.

El valor de una obra de arte tiene muchas aristas, desde el valor artístico, cultural, simbólico, social, histórico, hasta incluso lo referente al valor económico y financiero. En este sentido, algunos valores no encuentran precio en el mercado, sobre todo aquellos valores asociados a las actividades artísticas. Algunos de ellos son, por ejemplo:

  • Valor de opción, relacionado con el hecho de que las personas aprecian el arte, pero no lo consumen; sin embargo, desean tenerlo disponible para cuando decidan consumirlo.
  • Valor de legado, vinculado a la posibilidad de que las generaciones actuales no encuentren beneficio en el arte, pero esperan a que las generaciones futuras sí puedan hacerlo.
  • Valor de prestigio, relacionado con el hecho de que la tenencia de arte eleva el reconocimiento y la atención que se le presta a algo o alguien, como puede ser una persona cuando posee un cuadro renombrado, o una ciudad, región o país cuando alberga en sí un teatro o museo relevante.
  • Valor educativo, hace alusión al hecho de que el arte forma parte de la educación básica de una población y tributa directamente a fomentar un sentido de identidad.

Creación de arte: dinero y financiamiento

El artista suele crear sus obras como forma de expresión. En ellas imprime un mensaje, una sensación, un punto de vista. Sin embargo, el artista no está ajeno al mundo que lo rodea. Como ya decíamos, para poder dedicarse a producir obras de arte una persona necesita tener cubiertas sus necesidades básicas. A lo largo de la historia, algunos artistas tuvieron que decidir vivir pobremente para poder seguir desarrollando su arte, como el caso de Gauguin. Otros por el contrario, resultaron ser bien pagados por sus trabajos, con lo que pudieron vivir cómodamente.

La motivación de un artista para la creación de arte puede ser muy variada. Desde inquietudes personales hasta proyectos a solicitud. En este último aspecto, cuando el dinero entra en juego se corre el riesgo de que el producto artístico responda a los intereses de quien paga, descuidando la calidad y el propio arte. Por ejemplo, un teatro precisa financiamiento para su mantenimiento, sin embargo, quien lo financie puede exigir la exhibición de obras que respondan a sus intereses.

Ante este panorama, muchos expertos coinciden en que para que el arte siga desarrollándose y manteniéndose su calidad se precisa de financiamiento. De las acciones de patrocinio más comunes que se otorgan a los artistas se encuentra el mecenazgo y la subvenciona gubernamental.

El mecenazgo o patrocinio de mecenas

A lo largo de la historia los mecenas han desempeñado un rol importantísimo para la creación y desarrollo del arte. Generalmente eran personas adineradas que invertían su riqueza para financiar proyectos artísticos o la carrera de algún artista. Por ejemplo, el famoso pintor y arquitecto italiano Raffaello Sanzio (1483-1520) pintó sus obras más reeconocidas bajo el mecenazgo de dos papas de Roma: Julio II y León X.

En la actualidad, siguen existiendo formas de mecenazgo que se extienden incluso más allá del arte, abarcando áreas como el deporte, la salud, o el desarrollo científico y tecnológico. Continúan siendo persona o empresas con una buena posición económica que depositan su dinero para apoyar causas o proyectos, en el caso que nos ocupa, artísticos. Asimismo, fundaciones u organizaciones también se suman a estas prácticas. También podemos mencionar el crowdfunding o micromecenazgo, como expresión de financiamiento colectivo. El mecenazgo no se limita al aporte monetario, también incluye el patrocinio en especie.

Sin embargo, como todo, este modelo de financiamiento no está exento de críticas. Por un lado, está la idea de que los donativos a esos proyectos se realizan como alternativa para limpiar la imagen del mecenas. Además, el propio hecho de entregar financiamiento para el desarrollo de un proyecto artístico puede sesgar, directa o indirectamente, la producción artística. Algo similar ocurre cuando se financia o contratan artistas y se les hacen solicitudes de arte bajo pedido. Cabría pensar: ¿hasta qué punto el artista desarrolla su producción artística como desea y no bajo los deseos ajenos? Pero esta pregunta no se restringe al ámbito del mecenazgo; es susceptible a pensarse en cualquier contexto.

Asimismo, a pesar del uso de esta forma de financiamiento para estos fines nada honestos, el mecenazgo se sostiene desde un punto de vista filantrópico o altruista, lo que a su vez refleja una ganancia simbólica y espiritual también para el mecenas.

Subvención gubernamental

Muchos expertos afirman que el sector artístico debería contar siempre con un apoyo financiero importante por parte de los Gobiernos. Sin embargo, la forma en que se realice ese apoyo o intervención financiera sería lo que habría que analizar. Una opción puede ser la subvención directa, sin embargo, esto puede traer distorsiones en el producto artístico, ya que tenderá a responder a los valores promulgados por los funcionarios públicos y políticos.

Como alternativa, algunos expertos proponen la posibilidad de realizar donaciones a las artes que sean deducibles de los impuestos, y pueden provenir tanto de individuos como empresas. Así, los gobiernos no intervienen directamente y el poder de decidir sobre la producción de arte queda en manos de los individuos. Esta especie de bono artístico que recibiría cada ciudadano anualmente, podría entregarlo a la institución o actividad artística de su elección.

Así, los propios individuos se incentivan a consumir el arte, pues se ven beneficiados con una especie de rebaja en el precio, al tiempo que la institución artística recibe el beneficio económico en función de los bonos recibidos. De esta manera, el productor de arte puede desarrollar su arte y se motiva a presentar productos atractivos para sus públicos potenciales. Al mismo tiempo, estos bonos estimularían el interés de la población por el arte y su consumo, lo que a su vez estimula el desarrollo artístico.

Cada gobierno estimula las subvenciones dedicadas a la creación de arte y los proyectos artísticos de una manera particular. Independientemente de cómo esta sea, lo cierto es que los artistas e instituciones artísticas precisan contar con formas de financiamiento como esta.

Emprendimientos sobre artes y artesanos

Los emprendimientos enfocados en la creación de arte y los artesanos representan oportunidades de desarrollo artístico y cultural no solo para el emprendedor, sino también para la sociedad a la que responde. Por lo general, los negocios vinculados con las producciones artesanales suelen ser bastante rentables en términos financieros. Su acceso a mercados locales, nacionales e internaciones les abre el diapasón hacia diferentes públicos a los que pueden acceder.

No obstante, muchos emprendimientos de este sector carecen de visión empresarial o se quedan apegados a la tradición que heredan. Esto les hace caer en estadios de subsistencia, en lugar de progreso y desarrollo. Por si fuera poco, en variadas ocasiones no cuentan con los recursos financieros adecuados para realizar inversiones en recursos necesarios tanto físicos, tecnológicos o humanos, para un funcionamiento óptimo o superior. En tal sentido, se ven en la necesidad de buscar financiamiento para desarrollar sus emprendimientos. Por supuesto, siempre que entiendan esto como una alternativa real para el mejoramiento de sus negocios.

Por otra parte, estos emprendimientos requieren ir montándose sobre las nuevas formas de hacer y avanzar en el mundo de la producción y comercialización del arte. En este sentido, deben contemplar la necesidad de, por ejemplo:

  • Fomentar la colaboración con grupos del mismo sector para facilitar el acceso a materias primas o la reducción de costes.
  • Estar abiertos a la colaboración con distintos gremios, a fin de encontrar y aprovechar oportunidades que beneficien a ambos actores.
  • Renovar y refrescar el producto que ofertan, a tono con los tiempos y con el innegable desarrollo del arte.
  • Procurar la participación en ferias, con el fin de dar a conocer el producto artístico que crean y comenzar a captar posibles nuevos clientes. Asimismo, estos son buenos espacios para establecer contactos con otros emprendedores del sector que podrían desembocar en una fructífera alianza.
  • Mantener una capacitación actualizada y constante no solo en temas exclusivos al arte, sino también en administración y gestión empresarial.

Financiamiento para emprendimientos sobre arte y artesanos

Como todo, el sector del emprendimiento sobre arte y los artesanos también necesita de financiamiento. Algunas de las opciones que tienen estos sectores son:

  • Financiamiento interno. Se refiere a aquel financiamiento o aporte monetario o en especie que realiza el propio dueño o socio del emprendimiento para cubrir determinadas necesidades.
  • Financiamiento externo. En este se engloban aquellos financiamientos que proviene de agentes externos al negocio. Pueden ser igualmente:
    • Mecenazgo. Es posible recibir apoyo financiero de personas, fundaciones, organizaciones estatales o privadas que se dediquen a otorgar ayudas a artesanos. Variados fondos de inversión se crean con estos fines.
    • Subvenciones. Se pueden solicitar ayudas públicas o subvenciones para determinadas acciones necesarias para estos emprendimientos. Por supuesto, todo esto está sujeto a cómo se desarrollen este tipo de prácticas en la localidad o país donde se encuentre.

Sin lugar a dudas, los emprendimientos dedicados a la creación de arte, pueden precisar de financiamiento como toda empresa en crecimiento. Lo que es importante que tengan presente siempre es no descuidar el propósito por el cual crean arte. O sea, evitar que precisamente ese financiamiento distorsione la propia creación artística, inclinando la balanza hacia la producción de artículos para satisfacer al patrocinador. En su lugar, deben tratar de seguir respondiendo a las propias necesidades artísticas del creador y la necesaria calidad que se exige y espera del arte que se crea.