La llamada criptoeconomía en nuestras vidas

La llamada criptoeconomía en nuestras vidas

El término criptoeconomía ha comenzado a adentrarse en nuestra vida cotidiana de tal manera que ya resulta familiar incluso cuando no sepamos a ciencia cierta de qué se trata. No es muy difícil inferir algunas ideas del propio concepto, sobre todo cuando a nivel global se maneja con bastante frecuencia. Sin lugar a dudas, hace referencia a conceptos tales como la criptografía y la economía, pero no de forma aislada, sino con una especial integración. Entendamos esto más de cerca.

Criptografía y economía

La criptografía hace alusión a la disciplina encargada de desarrollar y aplicar un conjunto de técnicas de codificado o cifrado (criptográficas). Estas técnicas tienen por objetivo modificar un mensaje o archivo para hacerlo ininteligible para aquellos no autorizados. En este sentido, otorga confidencialidad a los mensajes o archivos que se envían. Imaginemos entonces que, si se sigue un protocolo criptográfico para enviar información, las comunicaciones y los intercambios entre las partes estarán asegurados por criptografía.

Por su parte, la economía es aquella ciencia social que se encarga del estudio de la producción, distribución, comercialización y consumo de bienes y servicios por parte de los agentes que participan en un sistema económico. En otras palabras, se encarga de organizar la manera en que las sociedades utilizan los recursos escasos para producir bienes con valor y distribuirlos entre los diferentes actores. Es la manera en que se administran los recursos disponibles para satisfacer necesidades. A su vez, las transacciones, contratos y los registros de todos estos procesos, constituyen pilares de todos los sistemas legales, políticos y económicos.

Criptoeconomía

Conociendo estos dos conceptos podemos asumir que la criptoeconomía emerge de una integración particular entre estos conceptos. Las técnicas criptográficas se ponen al servicio de los sistemas de producción, distribución, comercialización y consumo en una economía diferente, ahora digital y descentralizada.

Recordemos que en la base de esto se encuentran la tecnología blockchain, o cadena de bloques, y con ella, todo el desarrollo de los criptoactivos. La cadena de bloques es capaz de eliminar intermediaros, lo cual proporciona descentralización a toda la gestión. Los datos que se comparten gozan de la inmediatez, a la vez que se encuentran en un registro distribuido por toda la cadena de usuarios, lo cual lo hace casi imposible de alterar.

En este sentido, la criptoeconomía se basa en la cooperación de los usuarios mediante incentivos. En el mantenimiento de la blockchain, trabajan mineros. Esos mineros realizan complejos ejercicios matemáticos para agregar un nuevo bloque a la cadena. Cuando lo logran, son recompensados con una cantidad determinada de esa criptomoneda. Por tanto, ese beneficio (que no es el único que reciben) es en parte lo que mantiene a los mineros trabajando en la cadena de bloques en colaboración incluso con desconocidos. Sin embargo, al igual que hay recompensas, también hay castigos (que implican pérdida en algún sentido) para los que intenten alterar el proceso, razón por la cual los usuarios se limitan a hacer lo correcto.

Lo primero que nos viene a la mente cuando escuchamos hablar sobre criptoeconomía son precisamente las criptomonedas. ¡Y no es para menos! Desde que en 2008 hace su aparición en escena el Bitcoin, los criptoactivos comienzan a ganar terreno. Los inversores, los reguladores, las instituciones financieras y hasta el público en general comienzan a atribuirles relevancia, y es así como poco a poco logran posicionarse estas nuevas formas económicas. Solo para tener una idea, a finales de 2021 los criptoactivos llegaron a una capitalización de mercado por encima de los 3 billones de dólares.

No obstante, la criptoeconomía no se limita a las criptomonedas. Hoy en día, el interés de los inversores y demás actores relacionados se está diversificando. No solo se mueven en el mundo de los mercados financieros y bursátiles de criptomonedas, sino también se comienzan a incluir stablecoins (monedas estables), NFT (tokens no fungibles), ecosistemas DeFi (finanzas decentralizadas), monederos electrónicos, metaverso y hasta etcétera.

De hecho, las criptomonedas y su tecnología de base (blockchain), poseen en la actualidad tanto seguidores como detractores. En el primer grupo se encuentran aquellos que afirman que su modelo descentralizado posibilitará la sustitución de muchos servicios del sistema financiero actual. Asimismo, sostienen que imprime mejor eficiencia en otros muchos sectores de la economía. Por otra parte, dentro del grupo de los detractores, se encuentran los que aseguran que todo es un fraude controlado por pocos, y con una burbuja especulativa inflada por los inversores entusiastas. Por si fuera poco, aseveran que es una vía para la financiación de actividades delictivas.

La llamada criptoeconomía en nuestras vidas

Si bien todos nos transportamos a las criptomonedas cuando escuchamos de criptoeconomía, la tecnología blockchain tiene enormes aplicaciones en otras esferas de la vida. Veamos algunas de las más destacan.

Gestión de la información

La gestión de la información es una arista que atraviesa otras muchas áreas de la sociedad. La cadena de bloques otorga a este proceso agilidad, confidencialidad y seguridad, lo cual garantiza un proceso eficiente y más dinámico. Tengamos en cuenta que las transacciones, los contratos y los registros de los mismos son procesos que requieren de una adecuada gestión. Las tecnologías asociadas a la criptoeconomía, como la blockchain, han llegado para satisfacer las necesidades existentes en este sentido.

Gobierno y entidades públicas

Algunos gobiernos ya han adoptado la blockchain para el funcionamiento interno de los mismos. Ejemplos más visibles de los usos que esta tecnología exhibe en los gobiernos y entidades públicas pueden ser: la autenticación de objetos, validación de documentos, identificación de personas, etc. Con esta tecnología, no solo se ven favorecidos diversos procesos y procedimientos, sino también brinda beneficios para la participación ciudadana y la gestión de recursos públicos.

Medicina y transporte

La historia clínica de un paciente, sus datos de ingreso, las salidas y entradas, todo es posible almacenarlo utilizando la blockchain. En un registro distribuido es posible acceder a una historia clínica de un paciente desde el otro lado del país, y puede ajustar tratamiento o actualizar el avance del mismo.

Algo similar ocurre en el sector del transporte. La información referente no solo a la disponibilidad del mismo sino al estado de estos, las necesidades de reemplazo, las actualizaciones, los mantenimientos programados, etc., son apenas ejemplo de acciones que pueden estar soportadas por la cadena de bloques.

Pagos electrónicos y móviles

Los pagos electrónicos son también de los sectores que recibe un gran impulso dentro de la criptoeconomía. Los usuarios en la actualidad emplean cada vez más estos medios de pago. Por solo citar un ejemplo, los monederos virtuales o e-wallets, son muy populares en la actualidad. Se estima que para 2024 habrá un crecimiento de casi el doble del actual de usuarios empleando esta solución tecnológica.

Inmobiliario

El sector inmobiliario no se queda atrás en el avance de la tecnología, mucho menos si esta potencia las gestiones y procesos del negocio. A nivel internacional, la cadena de bloques está siendo usada para el cierre de transacciones inmobiliarias. Los registros en cadenas de bloques implican eficacia en el almacenamiento de los mismos, lo cual resulta sumamente beneficioso para los involucrados.

Arte

No te sorprendas, hasta el arte encuentra su camino por donde colarse en ese avance tecnológico. Recuerda que muchos proyectos en la actualidad guardan sus certificados de autenticidad en la blockchain. Este hecho reduce grandemente la posibilidad de falsificación. Obras de arte digital, o los mismos NFT, poseen sus certificados de autenticidad y propiedad en la cadena de bloques.

Inclusión-exclusión

Algunos expertos hablan acerca de las posibilidades de inclusión que brinda la criptoeconomía, en tanto accesibilidad y libertad. Desde este punto de vista, cualquier persona con un dispositivo electrónico, como un teléfono celular e Internet, puede acceder al sistema de criptomonedas o demás soluciones tecnológicas dentro de la criptoeconomía. Sin embargo, todo no es color de rosa. Si bien los que tienen acceso a un celular pueden acercarse a esto, no todas las personas poseen celulares, y tampoco saben cómo funciona. La tecnología está idealmente abierta para todos, pero existen sectores que sobre estos temas saben muy poco, y tienen escasas posibilidades de poder aprender. Desde este punto de vista, no podría hablarse de una total inclusión.

Del mismo modo ocurre, por ejemplo, con las criptomonedas. Muchas personas han oído hablar de ellas, pero no todos saben ni como acceder a ellas ni cómo usarlas. Se crean entonces distancias entre segmentos poblacionales que quedan vulnerables en este sentido, frente a otros que sí tienen más posibilidades de acceder y de saber. Aunque no lo podamos ver bien todavía, la criptoeconomía se va abriendo paso en nuestro mundo. Poco a poco va abarcando casi todas las áreas de nuestra vida. La tecnología avanza siempre con el objetivo ideal de mejorar las condiciones de vida y las relaciones entre las personas. La clave está en que todos nosotros contribuyamos a ello de la mejor manera posible.